Un graffiti escrito en una pared dentro de un asilo psiquiátrico de Zagreb ponía: “Estamos dentro porque somos la minoría”.
Estar loco, aparte de ser un diagnóstico médico, también es una condena social. De muchos artistas, reyes, generales y científicos, entre otros, se decía que estaban locos (en algunos casos existen pruebas evidentes), pero su estatus social marcaba la diferencia. Estaban locos, pero no diagnosticados, y por lo tanto no fueron apartados de la sociedad.
Anteayer en el Festival de Cinema Independent de Barcelona vi una maravillosa película que trata el tema de la psiquiatría y locura. Se titula “La moindre des choses” (“Lo de menos”) y muestra el proceso de creación de una obra de teatro dentro de una institución mental de Francia. Los pacientes, dirigidos por una directora “normal”, ensayan el texto de una opereta. El modo en que Nicolas Philibert, director de esta película, muestra ese proceso creativo crea serias dudas sobre quién está “loco” y quién “normal”. Quién viene de fuera y quién vive allí dentro.
La película termina con la frase de un paciente que se dirige a la cámara y, acusando la sociedad por su enfermedad, dice:
- Os voy a dar un consejo: Nunca habléis de vuestra salud con vuestro médico.
La Contra de “La Vanguardia” del 22 de octubre llevaba el siguiente titular: “El 25% de la gente oye voces”. El autor de esta frase, Jim Van Os, profesor, investigador y responsable de psiquiatría en las niversidades de Maastricht y Londres dice:
- Alrededor del 25% de la población ha oído voces o ha tenido paranoias o ideas delirantes. En EEUU han entrevistado a 10.000 ciudadanos y el 30% han tenido experiencias semidelirantes….
La necesidad de ser perfecto es cada vez más grande y las expectativas de los padres son cada vez mayores. Los costos a nivel económico y de sufrimiento son altos: el 40% de la población sufre trastornos psiquiátricos de depresión de ansiedad, psicosis, o dependencia de las drogas…
Nuestras sociedades son cada vez más complejas y hay más distancias entre la gente. Sabemos que un factor de protección contra los trastornos psiquiátricos es la cohesión social y tener la libertad de fallar.
En las sociedades desarrolladas los padres, antes de que nazcan sus hijos ya les planifican su vida: colegio, actividades extraescolares…, y los niños sienten esta presión, sienten que no hay forma de escapar. Y si fallan dos o tres exámenes, las consecuencias son mucho más graves que hace 20 años.
O sea, que Scott Peck tenía razón cuando decía que “Si no hubiera padres no habría la necesidad de tener psiquiatras”.
(Para acabar, me gustaría reproducir el diálogo de “Catch 22” que ayer me recordó mi amigo Nacho, pero ya lo he olvidado. Quizá estoy entre ese 25% de la población, pero seguiré el consejo y no se lo contaré a mi médico :). Nacho, si ves este post, por favor mándame (en un comentario o por e-mail) el dilema de Catch 22. Gracias y un abrazo).
Nacho:
No recuerdo exactamente el diálogo de "Catch 22" al que te refieres, pero decía algo así:"Sólo los locos obedecen la orden de un ataque aéreo; sólo los cuerdos la rechazan; por lo tanto, debe obedecerla, pues si está bajo un mando las órdenes son sagradas, y si está loco la aceptará"
Comentarios
A propósito, tengo una página nueva en castellano; es la que enlazo en este post. No estaría de más que le echaras un vistazo y, aunque sólo sea por una vez -no te pido mucho, jajaja- me hicieras un comentario. Me haría feliz. Yo también necesito caricias de vez en cuando para poder seguir en este mundo de locos. Decía un psiquiatra (creo) que los seres humanos somos como los animales, cuando nos acarician movemos la cola.
En fin, hasta pronto (no me olvido, te debo una llamada)