Colgó el teléfono y me dijo:
- ¡¿Te puedes creer qué gente?!
- ¿Qué? ¿Qué pasó?
- Todo el mundo estaba esperando el partido (de la Liga de Campeones entre el Barça y el Werder Bremen) para ver cómo celebraba el Camp Nou la victoria del sábado en el Bernabeu y para que salieran los jugadores al campo. Pero justo antes de que salieran los de TVE pusieron publicidad. El realizador debía de ser un merengue cabreado.
- Pero si siempre ponen los anuncios antes de que empiece el partido. Al fin y al cabo los anuncios traen muchísima pasta y no creo que un realizador pueda tomarse la libertad de decidir si ponerlos o no –le dije.
- Bueno… sí que los ponen siempre –contestó.
Ninguno de los dos habíamos visto el partido y cuando él llamó a su casa le comentaron lo que acabo de escribir.
Es normal que los rivales se echen la culpa unos a otros, forma parte del juego. Pero en un momento en que dos equipos rivales simbolizan unos valores políticos e ideológicos opuestos y caldean los ánimos de la gente, hay que tener cuidado con las interpretaciones.
Más que nada para no echar la culpa a los árboles de que no nos dejan ver el bosque.
- ¡¿Te puedes creer qué gente?!
- ¿Qué? ¿Qué pasó?
- Todo el mundo estaba esperando el partido (de la Liga de Campeones entre el Barça y el Werder Bremen) para ver cómo celebraba el Camp Nou la victoria del sábado en el Bernabeu y para que salieran los jugadores al campo. Pero justo antes de que salieran los de TVE pusieron publicidad. El realizador debía de ser un merengue cabreado.
- Pero si siempre ponen los anuncios antes de que empiece el partido. Al fin y al cabo los anuncios traen muchísima pasta y no creo que un realizador pueda tomarse la libertad de decidir si ponerlos o no –le dije.
- Bueno… sí que los ponen siempre –contestó.
Ninguno de los dos habíamos visto el partido y cuando él llamó a su casa le comentaron lo que acabo de escribir.
Es normal que los rivales se echen la culpa unos a otros, forma parte del juego. Pero en un momento en que dos equipos rivales simbolizan unos valores políticos e ideológicos opuestos y caldean los ánimos de la gente, hay que tener cuidado con las interpretaciones.
Más que nada para no echar la culpa a los árboles de que no nos dejan ver el bosque.
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