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Un eslavo latino

Érase una vez yo y no hablaba la lengua castellana… Así empezó mi aventura ibérica hace tres años y de momento termina con las palabras de mi amigo Fèlix en un comentario al post anterior:

“Cada vez te noto más latino”.

Eso supongo que es bueno desde el punto de vista de la integración social. En todo caso, como no tengo mucho sentido de mi identidad nacional no me ha producido ningún sobresalto.

De hecho hay razones históricas para que no me sorprenda. Vengo de los Balcanes, una parte que históricamente ha creado la frontera entre la iglesia católica y la ortodoxa, entre los romanos y los bizantinos. Encima soy hijo de una croata (católica) y un serbio (ortodoxo), una mezcla poco saludable cada vez que viene un ciclo que acaba con la masacre de esos dos pueblos, algo que ocurre más o menos cada cincuenta años. Yo he decidido aceptar solo lo bueno de cada uno de ellos y tener memoria selectiva.

He contestado a Fèlix que “la verdad es que noto que cada vez hago más ruido, he empezado a llegar tarde y me estreso menos”. Ser latino no resulta nada difícil. Lo esencial es tratar de pasarlo bien entre fiesta y fiesta.

Resulta muy básico y relajante ser latino y de momento le voy pillando el truco. ;-)

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