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Tiempos secretos

Supongo que soy uno de los pocos que aún no ha visto las imágenes de la masacre que cometieron los paramilitares serbios en Srebrenica. He leído que los asesinos que se ven en estas imágenes han sido identificados y que serán procesados por las autoridades serbias. Han pasado diez años desde la masacre y los que la cometieron han estado paseando todo este tiempo libremente por su pueblo. ¿Acaso nadie sabía lo que hicieron? ¿O nadie lo quiso saber?

Trabajando para diferentes medios de comunicación internacionales tuve la oportunidad de recorrer las zonas que protagonizaron el último conflicto balcánico -Kosovo, Bosnia y Croacia-. En todas ellas cada vez que entrevistábamos a una persona sobre la masacre que había ocurrido cerca de lugar en que vivía nos topábamos con un muro de silencio. Nadie había visto nada, pero todos habían oído algo.

Esta es la historia más antigua de la humanidad. Desde siempre los secretos han unido y dirigido las sociedades humanas y la pirámide del poder siempre suele estar encabezada por quienes conocen más secretos y saben cómo manejarlos.
“Todos tienen secretos”, decía J. Edgar Hoover. Apoyándose en este lema dirigió el FBI durante más de 40 años. En cambio otros, situados en posiciones similares, decidieron revelar a la opinión pública dos secretos bien guardados el mismo día. Así ha sido como nos hemos enterado de dos cosas muy importantes de la reciente historia humana: La identidad de la Garganta Profunda que terminó con la presidencia de Richard Nixon y el video que muestra la primitiva brutalidad a la que puede llegar la naturaleza humana.

Estos son solo algunos de los incalculables ejemplos que salpican la Historia. Por razones nunca aclaradas del todo se ha decidido hacer público un secreto cuidadosamente guardado durante un largo periodo de tiempo.

¿Quién decide cuándo revelar un secreto?¿Quién tiene la clave para decidir cuándo es el momento propio para la verdad?

Otro mundo será posible si desaparecen los secretos.

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