Llegué a España en la etapa más dura y absoluta de José María Aznar y tras mucho oírle concluí que hay que estudiar Sociología para entender “el fenómeno Aznar”. Yo no me enteraba mucho de qué iba la cosa, pero sí tuve mi propia impresión del “Hombre Grito”. Así le llamaban en el Guiñol de Canal+ y yo era de la misma opinión. Los primeros meses de mi estancia en España los pasé viendo la tele. Así fue como me di cuenta de que no sabía nada de este país.
No hablaba español pero tenía una formación previa que incluía algunas bases sobre la cultura y la historia de España, pero éstas tenían poco que ver con la TVEspaña o la España mediática. A lo largo de mis años de estudio nadie me preparó para enfrentarme a Gran Hermano, a Salsa Rosa, el Show de Flo, Tómbola o las Crónicas Marcianas. (Por cierto el Boris más conocido de toda España es el del Crónicas y por su culpa me pasé medio año acostumbrándome al “¡Ah, Boris como Boris de CM”) .
Ahora entiendo de qué hablan todos esos personajes, pero en aquella época todo me parecía un gran sin sentido y algo completamente inaceptable según mis valores o mi pasado académico. Me he equivocado... A medida que mi vocabulario iba progresando mis valores también fueron cayendo hasta el punto en que tuve que liberarme y admitir “¡Estoy enganchado!”
Durante un tiempo me creí la telebasura. Y así fue como entendí el fenómeno del Hombre Grito. Pude llegar a identificarme con la “Mayoría Absoluta”. Quería salir y gritar en la calle “¡¡¡Hombre Grito, tienes mi voto!!!”. Pero él no lo quería, me pedía papeles y amenazaba con que nunca me los daría.
- No, Señor, por favor, estoy enganchado a todo esto, ahora no me puedes echar del país. no me eches ahora... A dónde podría ir, nadie aceptará a alguien que está enganchado a la tele española. Por favor, déjame votarte, a tu mujer, a tus hijos, a tu cuñado, elige tú... Pero por favor no me eches ahora. Iré al Ejército y a todas las intervenciones humanitarias que te apetezcan. No me eches, por favor, quiero estar con “os que cuentan”, quiero vivir en “un país serio”
Cosas así imploraba cada noche a José María Aznar. Pero él no me escuchaba y encima hablaba de preparar una nueva Ley de Extranjería.
- Vale. Yo no me he metido contigo y te he ofrecido mi voto y mi corazón, y mis brazos y todo. Tú no los quieres, pues bien, pero luego no te quejes...
No hablaba español pero tenía una formación previa que incluía algunas bases sobre la cultura y la historia de España, pero éstas tenían poco que ver con la TVEspaña o la España mediática. A lo largo de mis años de estudio nadie me preparó para enfrentarme a Gran Hermano, a Salsa Rosa, el Show de Flo, Tómbola o las Crónicas Marcianas. (Por cierto el Boris más conocido de toda España es el del Crónicas y por su culpa me pasé medio año acostumbrándome al “¡Ah, Boris como Boris de CM”) .
Ahora entiendo de qué hablan todos esos personajes, pero en aquella época todo me parecía un gran sin sentido y algo completamente inaceptable según mis valores o mi pasado académico. Me he equivocado... A medida que mi vocabulario iba progresando mis valores también fueron cayendo hasta el punto en que tuve que liberarme y admitir “¡Estoy enganchado!”
Durante un tiempo me creí la telebasura. Y así fue como entendí el fenómeno del Hombre Grito. Pude llegar a identificarme con la “Mayoría Absoluta”. Quería salir y gritar en la calle “¡¡¡Hombre Grito, tienes mi voto!!!”. Pero él no lo quería, me pedía papeles y amenazaba con que nunca me los daría.
- No, Señor, por favor, estoy enganchado a todo esto, ahora no me puedes echar del país. no me eches ahora... A dónde podría ir, nadie aceptará a alguien que está enganchado a la tele española. Por favor, déjame votarte, a tu mujer, a tus hijos, a tu cuñado, elige tú... Pero por favor no me eches ahora. Iré al Ejército y a todas las intervenciones humanitarias que te apetezcan. No me eches, por favor, quiero estar con “os que cuentan”, quiero vivir en “un país serio”
Cosas así imploraba cada noche a José María Aznar. Pero él no me escuchaba y encima hablaba de preparar una nueva Ley de Extranjería.
- Vale. Yo no me he metido contigo y te he ofrecido mi voto y mi corazón, y mis brazos y todo. Tú no los quieres, pues bien, pero luego no te quejes...
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