¡Qué mona es la vieja Europa! Aquí hay de todo.
El otro día en una fiesta multicultural y multisexual surgió la siguiente conversación entre un catalán y un alemán. Roger estaba admirando la ordenada colección de productos de limpieza de su amigo Alex.
- “¿Y esto qué es?”, le preguntó.
- “Ahhh... Eso es para los chicles”, contestó el alemán.
- “¡¿Para qué?!”
- “Para quitar los chicles que se enganchan en la ropa. Ya sabes, si se te pega un chicle en la ropa le echas ese líquido y se quita en un instante”.
- “Es fenomenal”, gritó el catalán excitadísimo. “Es la primera vez que veo algo parecido. Pero, a ver, explícame... ¿Tú tienes algún problema grave con los chicles?
- No, ¿por qué?
- Hombre, porque aquí tienes quince botes.
Para mí esos quince botes representan la diferencia entre España y Alemania. Son la relación entre el tiempo y la vida. A un español medio no se le ocurriría jamás pensar en que va a necesitar un líquido para despegar chicles de la ropa. Y menos aún se compraría una docena de botellas para asegurarse de que siempre tendrá existencias. A un alemán, sí. Y por eso los alemanes vienen a España a relajarse. Algunos incluso quieren integrarse aquí. Esos son los que hacen verdaderos esfuerzos para poder llegar tarde a las citas.
El otro día en una fiesta multicultural y multisexual surgió la siguiente conversación entre un catalán y un alemán. Roger estaba admirando la ordenada colección de productos de limpieza de su amigo Alex.
- “¿Y esto qué es?”, le preguntó.
- “Ahhh... Eso es para los chicles”, contestó el alemán.
- “¡¿Para qué?!”
- “Para quitar los chicles que se enganchan en la ropa. Ya sabes, si se te pega un chicle en la ropa le echas ese líquido y se quita en un instante”.
- “Es fenomenal”, gritó el catalán excitadísimo. “Es la primera vez que veo algo parecido. Pero, a ver, explícame... ¿Tú tienes algún problema grave con los chicles?
- No, ¿por qué?
- Hombre, porque aquí tienes quince botes.
Para mí esos quince botes representan la diferencia entre España y Alemania. Son la relación entre el tiempo y la vida. A un español medio no se le ocurriría jamás pensar en que va a necesitar un líquido para despegar chicles de la ropa. Y menos aún se compraría una docena de botellas para asegurarse de que siempre tendrá existencias. A un alemán, sí. Y por eso los alemanes vienen a España a relajarse. Algunos incluso quieren integrarse aquí. Esos son los que hacen verdaderos esfuerzos para poder llegar tarde a las citas.
Comentarios
Se sale de casa a la hora a la que se ha quedado.
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Si el resultado es superior a 15 minutos, se avisa por móvil de la hora de llegada.