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El sello de la entrada (y III)

- Y el sello de la entrada? Me dijo la señora sentada detrás de la mesa mientras seguía entretenida con todos los sellos, documentos, copias, originales y todo ese papeleo que justificaban mis dos últimos años de vida, un camino cronológico fechado por varias instituciones. Para ella aquello representaba... su trabajo.

- Esta ahí, donde pone “embajada española”, esa marca que parece un holograma.

- Sí, sí esto es el visado y esto está correcto, pero lo que quiero saber es cómo entró usted en España.

- En coche.

- ¿Y en la Unión Europea? ¿Cómo y dónde entró en la Unión Europea?

- Y eso que tiene que ver con todo esto? He entrado en autobús por Italia y nadie me preguntó nada. Me miraron el pasaporte, comprobaron que la foto se parecía a mi cara y me lo devolvieron. Sin preguntas. Tampoco nos podíamos enrollar más, porque resulta que no hablo italiano.

- Pero necesita tener el sello de entrada.

- ¿Por qué?

- Porque sí, porque lo pone aquí -dice y sacó un libro de debajo de su mesa para indicarme un párrafo que de verdad lo ponía. Algo así como “necesita tener el sello de entrada como comprobante para el siguiente trámite”.

- Es la primera vez que veo esto, señora. De verdad que no sé nada de todo esto.

- Pero lo pone en esta carta que Usted adjunta.

- Sí, pero la carta la recibí cuando ya había vuelto a España. Además, fue enviada a la empresa que me contrató y no a mí. Llegó en agosto, el mes en que todo el mundo está de vacaciones...

Ella seguía sin inmutarse por lo que le pregunté:

- ¿Y qué hago ahora para convencer a la administración de que he “entrado” en el país y estoy aquí presente ante Usted.

- Necesitamos la prueba de la fecha en que Usted entro en la Unión Europea.

Entonces saqué los billetes de autobús y se los presenté.

- ¿Y esto qué es?

- Son los billetes con la fecha del viaje. Este día crucé la frontera de Italia.

Me dijo Usted que necesitaba una fecha y aquí la tiene.

- HMMMMMMMMMMmmmmmm

- ¿Algún problema? Mire, señora, vamos a ver, tengo el visado de la embajada española por lo cual no hay ninguna razón para cruzar la frontera de forma ilegal. Simplemente, crucé todas estas fronteras y no me pusieron ningún sello. Lamento muchísimo causarle problemas con esto, pero lo cierto es que no puedo imaginar que por el simple hecho de no tener ese sello, que no debe ser algo tan importante porque si no le aseguro que me lo hubieran puesto en cada frontera, voy a perder dos años de mi vida.

Pausa. A la Trol le sobrevino algo humano y se paró un rato. Se notaba que en su interior había un conflicto. ¿Qué hacer? Las reglas lo ponían muy claro pero las reglas no contaban con la lógica y el factor humano.

- Bueno -dijo y apretó el botón.

Nunca olvidaré el ruido de aquella impresora. De repente, era visible y lo iban a imprimir.

Dejé mis huellas y salí con unos pasos firmes, ligeros y legales.

Soy visible.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Felicidades, Boris

La suerte es que el funcionariado español acepta y entiende que la burocracia a veces da resultados absurdos que hay que obviar.
Anónimo ha dicho que…
Vaya Boris, se me ahogan los ojos en lágrimas de la emoción... mi novio es de Bosnia, estamos viviendo en Viena, pero queremos ir a España. Su visado caducó hace unos meses y no hay manera... te juro que me emociona tu historia, en general tu blog, en dos años te dan los papeles en España??
Mucha suerte, hvala...

Maya
Boris Matijas ha dicho que…
Hola Maya, muchas gracias por tu comentario
es difícil para conseguir los papeles en España. he tardado unos tres años y luego cada año toca la renovación que suele ser bastante complicada también pero con paciencia se consigue
ánimo!!
un abrazo

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