Ha llegado Mule. Es un buen chaval, un bosnio de 23 años. Ni él ni yo hemos votado nunca, él porque no quiso y yo porque no pude, pero tampoco habría querido. El otro día Mule estuvo charlando con alguien que le dijo que no entendía que había ocurrido con todo el dinero que se envió a Bosnia. Según esa persona, sólo dinero que mandó España cada bosnio debería tener unos diez mil euros ahorrados en su cuenta bancaria.
Mule había esperado aquel dinero en su momento. Pero no tardó en darse cuenta de que quienes se gastaron la mayor parte de aquellas cantidades fueron los burócratas, los soldados y los “humanitarios”. como les llaman allí. Yo no conozco ningún producto rentable producido por una administración o un ejército. Con los sueldos que se destinan a una sola oficina “humanitaria” y a todo el papel que gastan sí que podrían vivir unas decenas de familias bosnias. No ahorrarían diez mil euros pero sí vivirían mejor.
Hablábamos sobre todo esto cuando Mule dijo:
- “Pero son nuestros políticos los que roban nuestro dinero”
Le contesté que sí, pero que los que les daban ese dinero eran tontos y además llevaban años dejándoles hacerlo. Durante la guerra en Croacia, en mi pueblo era más importante tener un “amigo humanitario” que ser un alto cargo político.
Mule había esperado aquel dinero en su momento. Pero no tardó en darse cuenta de que quienes se gastaron la mayor parte de aquellas cantidades fueron los burócratas, los soldados y los “humanitarios”. como les llaman allí. Yo no conozco ningún producto rentable producido por una administración o un ejército. Con los sueldos que se destinan a una sola oficina “humanitaria” y a todo el papel que gastan sí que podrían vivir unas decenas de familias bosnias. No ahorrarían diez mil euros pero sí vivirían mejor.
Hablábamos sobre todo esto cuando Mule dijo:
- “Pero son nuestros políticos los que roban nuestro dinero”
Le contesté que sí, pero que los que les daban ese dinero eran tontos y además llevaban años dejándoles hacerlo. Durante la guerra en Croacia, en mi pueblo era más importante tener un “amigo humanitario” que ser un alto cargo político.
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