“Cómo puede uno creer que dos masas alejadas pueden atraerse cuando no hay nada entre ellas.”, era la pregunta que impulsó la vida científica de Christian Huygens (1629-1695). En el año 1984 un avión Antonov, de las fuerzas aéreas de la República Popular de Polonia cambió el curso que tenía previsto, según el plan establecido para las maniobras militares en las que participaba. El comandante puso el rumbo hacia el Norte y el espacio aéreo de Suecia. Él y su tripulación lo habían preparado todo minuciosamente. Para evitar ser detectados por los radares del ejército polaco, y a su vez del Pacto de Varsovia, tenían que volar muy cerca del nivel del mar y esto sin disminuir la velocidad del avión. Toda la tripulación estaba consciente del riesgo que corrían. Si son detectados serían derivados. “Durante casi dos horas que duró el vuelo el corazón no me dejaba de latir a un ritmo aceleradísimo”, me cuenta B. Por suerte no fueron detectados hasta ya entrados en el...
Diario de un emigrante balcánico en la Península Ibérica