Esperando el Año Nuevo, no quiero pedir nada. Solamente quiero agradecer, por todo lo que he vivido, sentido y aprendido, por las maravillosas personas que me rodean, por la ilusión de ver qué habrá mañana, por la felicidad de recordar lo bueno, por la facilitad de olvidar lo malo, por los errores acertados, por ver que nadie es perfecto, por ver que todos son únicos, por los besos y abrazos, por las risas, por el camino, por confiar, por dejar la huella, por sentir el frio, por el chocolate caliente,... por el 2013.
Diario de un emigrante balcánico en la Península Ibérica