Si la felicidad cotizara en Bolsa, no habría existido la depresión. O por lo menos los gobernantes dedicarían más esfuerzo y recursos en reducirla para que no perturbara los mercados. Mientras tanto, una gran parte de nuestros "dirigentes" entiende el gobierno y la dirección como una oportunidad para "demostrar" a sus "subordinados" que “la vida es dura”, que para conseguir algo "hay que sufrir", y se empeñan más en hacerles sufrir, que en permitirles que pudieran llamar "Vida" su vida profesional. La vida es un infinito abanico de oportunidades que una mente abierta puede reconocer con facilidad. Los únicos requisitos son que esté abierta y sepa administrarlas. Pero no hay que desanimarse pensando que las oportunidades no son las mismas para todos, porque tampoco lo son los intereses, sueños, ambiciones, ideales o valores. Ahí está la gracia. La Divinidad está en la Diversidad. La Diversidad está en la Creatividad. Y el hilo dorado que...