La identidad nacional es la superficie en la que se ve reflejada la trayectoria de un alma por los vaivenes de la(s) sociedad(es) y la(s) cultura(s) con las que interactuaba. Es un instinto primitivo que, igual que todas las cosas superficiales, para sentirse bien necesita la constante confirmación del entorno. La mía desde la intervención de la cirugía geopolítica está deshabilitada. Durante la guerra me buscaba entre los croatas y los serbios. Y como las respuestas no me convencían opte por largarme. Viajando me di cuenta que mi identidad nacional no era territorial, sino temporal. Construida a base de sensaciones y emociones se amolda como el aire en el agua buscando espacios donde verterse. Mi identidad es hoy.
Diario de un emigrante balcánico en la Península Ibérica