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Mostrando entradas de junio, 2005

Las sacas de Ulises

Conocí a Sonia justo en las fechas en que ocurrió la catástrofe del Prestige. Era la primera gallega que conocía y hablamos bastante sobre aquel desastre y la polémica que levantó la negligencia del gobierno de Aznar. Recuerdo que le pregunté qué iba a pasar con Galicia y sin pensarlo mucho me contestó: - No va a pasar nada. - ¿Y la gente? ¿Qué van a hacer? -insistía yo refiriéndome a que la mayoría de la gente vivía del mar, que en estas fechas (utilizando el vocabulario electoral “Fraga”) estaba hecho “mierda”. - ¿¡La gente!?... –me contestó Sonia- Como siempre... Vamos a emigrar. Cuando las cosas se ponen feas lo que hacen los gallegos es emigrar. Lo que pasa es que no sé a dónde vamos a irnos esta vez. Pero ya se verá. Por algo me explicaron que la palabra típica entre los gallegos es “depende”. Escuchando a Sonia noté cierta filosofía oriental en su actitud como diciendo que todo tiene sus fines y consecuencias y que no hay nada más “incambiable” que el cambio mismo. ¿Y cómo llegó

Deus et macina

Aunque suene a ciencia ficción, mi ordenador y yo hemos pillado el mismo virus. Todo empezó hace un mes cuando compré un PC sin sistema operativo, le instalé el Windows y todo funcionó bien hasta que llegó internet e interrumpió nuestra armonía. Desde el mismo instante en que me conecté empezaron a entrar virus por un tubo y no hubo manera de pararlos. Hace más de un mes que estoy intentando quitarlos sin éxito. Mientras voy bajando las actualizaciones para los nuevos virus, el módem me va llenando el ordenador con los mismos y ya una vez dentro del sistema no hay modo de expulsarlos. Así que la única opción que me queda es formatearlo todo y empezar de nuevo. A medida que pasaba el tiempo y aumentaban mis nervios el virus se fue apoderando de mi sistema inmunológico creando los siguientes síntomas: insomnio, mal humor y mala cara por el insomnio, pérdidas de memoria que generan despistes y desconcentración con las consiguientes desconexiones mientras intento llevar a cabo incluso las

El flautista de Gràcia

Volvía del trabajo a esa hora en que el paseo de Gràcia ya descansa del pisoteo al que lo someten las hordas de pasajeros durante el día admirando su aire modernista cuando tiré una moneda en el sombrero de un señor que tocaba la flauta sentado delante de una de esas tiendas pijas. En cuanto cayó la moneda el músico dejó de tocar y me preguntó: - ¿Español, inglés o francés?” - Serbocroata -le contesté y él me pasó un librito en castellano encogiendo los hombros como diciendo “bueno, es lo mejor que tengo por ahora”. Desde este encuentro veo a Joan casi cada noche y ya tengo una pequeña colección de sus obras. A menudo me siento a su lado para despejarme un poco después de un día largo. - ¿Eres eslavo? –me preguntó el otro día. - Sí –le contesté. - No sé mucho de los eslavos. Estuve hace muchos años viajando por los Balcanes. En Bulgaria me robaron y en Belgrado ni siquiera salí de la estación. No sé por qué, pero tenía miedo de las caras que veía en aquel lugar. Sois como rusos, ¿no? -

Recordando a José María Aznar

Llegué a España en la etapa más dura y absoluta de José María Aznar y tras mucho oírle concluí que hay que estudiar Sociología para entender “el fenómeno Aznar”. Yo no me enteraba mucho de qué iba la cosa, pero sí tuve mi propia impresión del “Hombre Grito”. Así le llamaban en el Guiñol de Canal+ y yo era de la misma opinión. Los primeros meses de mi estancia en España los pasé viendo la tele. Así fue como me di cuenta de que no sabía nada de este país. No hablaba español pero tenía una formación previa que incluía algunas bases sobre la cultura y la historia de España, pero éstas tenían poco que ver con la TVEspaña o la España mediática. A lo largo de mis años de estudio nadie me preparó para enfrentarme a Gran Hermano, a Salsa Rosa, el Show de Flo, Tómbola o las Crónicas Marcianas. (Por cierto el Boris más conocido de toda España es el del Crónicas y por su culpa me pasé medio año acostumbrándome al “¡Ah, Boris como Boris de CM”) . Ahora entiendo de qué hablan todos esos personajes,

Enfadarse a la española

¡Qué difícil me resultaba enfadarme en español hasta hace poco! Siempre hacía el ridículo en esos momentos espontáneos en los que se supone que reaccionas desde el corazón para expresar tus sentimientos. Aristóteles ya dijo hace siglos que enfadarse es muy fácil pero enfadarse con la persona apropiada, en el momento apropiado y por la razón adecuada es muy difícil. Si un filosofo, un tío muy listo, ya supo hace siglos que enfadarse del modo adecuado es muy difícil la cosa es seria. Para empezar, sus tiempos eran mucho más relajados que los nuestros, sin tanto estrés y supongo que sin tanta burocracia. Además, él pensaba esto teniendo nacionalidad griega en una época en la que Grecia aún no había entrado en la Unión Europea ni pretendía hacerlo. Aristóteles tenía una vida arreglada, hablaba el idioma del lugar en el que vivía, tenía el permiso de residencia y el de trabajo. Y a pesar de todas estas ventajas ya sabía lo difícil que es enfadarse. Realmente era un hombre muy listo. Ahora i

Barras de bar

Sea cual sea el país que inventó las barras de bar, los españoles debieron registrarla como patrimonio nacional. Basta ver que en Barcelona hay más bares que en toda Suecia. Este país seguiría funcionando sin Gobierno y sin las instituciones propias del estado, pero si los bares cerraran se perderían todas las referencias sociales. Y yo me pregunto, ¿qué hacen los ibéricos que se ven obligados a vivir y trabajar en algún país donde está prohibido tomar una cerveza por la tarde o un vermut el domingo a mediodía? Debe resultarles bastante duro.. Tal vez los emigrantes españoles montan un bar así en plan “entre amigos” o quizá van a la embajada para tomar algo en territorio español. Me imagino el anuncio de trabajo en las embajada españolas de los países en que tomar una birra no está permitido: “Se necesita diplomático. Abstenerse sin experiencia en la barra”

Do you speak Arabic?

La otra noche me paró un chaval de unos 19-20 años y me preguntó: “Do you speak arabic?” Le respondí que desgraciadamente no, pero que le podría ayudar en inglés. El chaval estaba buscando un hostal para pasar la noche y ahí se acabó nuestra conversación. Él se fue en la dirección que yo le dije y yo hacia mi casa. De repente, cuando ya había caminado unos cien metros, me dieron ganas de volver y preguntarle por qué me preguntó si hablaba árabe: Pero ya era tarde, se había ido, y yo me quedé con la duda para siempre. “A ver, ¿tengo cara de árabe?” me pregunté a mi mismo y me respondí a mi mismo (como un buen compañero) con un: - “No hombre”. En absoluto pienso que tener cara de árabe sea algo malo, pero es que simplemente creo que no la tengo. Entonces por qué me lo preguntó aquel tipo. ¿Por mi manera de caminar? ¡Fijo que fue por eso! Camino raro y se nota que soy un emigrante. Pero eso no quiere decir que sea automáticamente árabe. No todos los emigrantes son árabes y al revés. O qui

Las sombras rojas

Las sombras se ponen rojas siempre cuando el odio toma las calles. Cuando todas las calles tienen un sentido único, el de ningún “sentido común”. Lo sé porque lo he visto, porque lo he vivido. No sin razón Brecht puso en boca de un cura las siguientes palabras: “Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó. Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen por mí, pero ya es demasiado tarde.” La guerra en mi país empezó cuando de nuevo se llenaron las iglesias y las mezquitas. Cuando los curras de cada una de las tres religiones (católica, ortodoxa y musulmán) alzaron la voz para dirigir a “los fieles” hacía el futuro, retrocediéndonos todos hacía el pasa

Un catálogo muy práctico

Hablando de chantajes, tener un cierto número, bien controlado, de “sin papeles” es una maravilla, porque así, si la gente es perezosa, siempre se tiene una carta en la manga para decir: - “¿No te gusta la mierda que te pago, no te gusta trabajar 14 horas al día, quieres vacaciones, tiempo libre, seguridad social? ¡Pues vete y sacas de la calle a unos cuantos “sin papeles”. Todo está catalogado: los chinos para cocinar, los "sudacas" para limpiar, los subsaharianos para tareas de carga y descarga, los magrebíes para almacén, los de la Europa del Este para la construcción, etc. Hay que tenerlo todo bien atado y organizado porque este modelo va muy bien. La prueba es que la televisión también lo utiliza. Se me ha quedado grabado un ejemplo que ocurrió en octubre del 2002. Unos “enmascarados” robaron en Girona un convoy lleno de dinero y, desgraciadamente, mataron a dos guardias. El reportaje de TVE España nos informó de que la policía ya tenía algunas pistas y que lo más probab

"En defensa de la familia"

Vivimos en tiempos desesperados. Por un lado tenemos un mundo “normal” en el que se vive y se come bien y por otro lado un mundo donde se vive mal y se come cuando se puede. Tenemos países del Primer y del Tercer mundo. El segundo debe ser ese que sale en televisión donde todo es una maravilla y donde reinan la felicidad, la alegría y las campañas electorales. El Primer Mundo es éste, democrático y desarrollado, donde hay de todo en abundancia y el otro es el que de vez en cuando aparece en las noticias para que así apreciemos la suerte y los valores que tenemos. Las noticias de la pobreza, el hambre, las guerras y las dictaduras nos muestran imágenes e historias de gente desesperada. También sucede que la mayoría de estos países desesperados son los que suministran a nuestro mundo las materias primas, pero como no son capaces de gestionarlas ellos mismos, lo hacen generosamente nuestras multinacionales. ¿Se desesperarán también las multinacionales? Pues no, pero sus ejecutivos y emple

Vacaciones

Aún recuerdo el día en que uno de mis jefes me preguntó cuándo tenía Vacaciones “¿Vacaciones?”, pregunté sorprendido. “No tengo”. Es imposible tenerlas. No sé si existe alguna oficina de estadística que registre este dato, pero creo que para un emigrante es imposible hacer vacaciones por lo menosdurante sus primeros cinco años como tal. Imagino que los viajes, siempre arriesgados, al país natal no se consideran como vacaciones. Encima no sabes si podrás volver y si vuelvas con que te encontrarás. Irse de vacaciones con unos cuantos planes alternativos para la vuelta no es exactamente relajante. No sé cómo se podrían considerar como vacaciones si lo que allí te espera es la burocracia doméstica. Pero lo peor no es la burocracia en sí, sino que te toque un burócrata compatriota que desea irse a un país lejano y probar la vida como emigrante pero nunca se ha atrevido a hacerlo y ahora, celoso y reprimido, se pasa la vida jodiendo a los demás. Los demás son los desesperados que no han teni

¡España trabaja!

Recuerdo cuando el verano pasado todo el mundo se quedó flipado. Un sondeo reveló que en España se trabaja más que en el resto de países europeos. No me lo podía creer. Y ahora debo disculpas a todos los trabajadores españoles por no haber visto lo que se escondía debajo de la superficie de calma y tranquilidad que caracteriza su filosofía laboral. Observando desde fuera uno se puede dar cuenta de que las tareas laborales se dividen entre el grupos de españoles que pasa largos ratos observando a un compañero que está trabajando y el de éstos, que se dedica a comentar y analizar el avance de ese proceso. También es singular que, con la intención de incrementar la productividad, utilizan en sus horas de trabajo un método poco habitual en el resto de Europa. Este se denomina popularmente “hablar por hablar”. Alguien malintencionado podría interpretar negativamente ese factor social, pero siempre vendrá otro factor en defensa de los españoles. Es la “hora tonta” y pocos países europeos “su

Matrimonios metrosexuales

Todo es tan moderno y cada vez más gente se vuelve loca intentando seguir el ritmo de “lo moderno”. Cada día hay más y más personas egoístas, obsesionadas por su imagen pública y su trabajo, por lo que no prestan ninguna atención a nada que no esté directamente relacionado con atraer la atención y hacer que se hable de ellos. Gastan mucho tiempo y dinero en hacerse atractivos y ser modernos. Observan el mundo a través de lo que ven en el espejo. Son metrosexuales. ¿Pueden esas personas ser buenos padres, maridos o esposas? Hoy día todo es moderno, pero el matrimonio, un modelo medieval de reparto de mujeres promovido por el poder eclesiástico (leer “El caballero, la mujer y el cura” de George Duby), no se toca. Pero yo me pregunto por qué algunos no ven nada malo en que los metrosexuales contraigan matrimonio y en cambio no quieren permitir que los homosexuales hagan otro tanto. Al menos ellos sólo quieren hacerlo por amor.

Estoy hecho un toro

Finalmente, llegó el día en que el Gobierno español me entregó mi permiso de trabajo de verdad, nada de resguardos. Plastificado y con mi foto al lado. La verdad es que me sentía emocionado mientras iba a recogerlo. Para mí era como recibir un diploma por todos mis esfuerzos y buen comportamiento. Entré en la comisaría en ese estado de euforia. Había bastante gente en la sala, pero los únicos que no hablaban ningún dialecto de origen chino éramos el poli de la puerta, la señora que debía darme el carné y yo. - Aquí está. ¿Puede usted comprobar, por favor, que todos los datos son correctos?, me preguntó la señora. Cogí la tarjeta y todo embelesado me puse a leer las palabras impresas en ella. Mi nombre, mi fecha de nacimiento, lugar de nacimiento, todo bien, RESIDENCIA Y TRABAJO, muy bien... Mi foto, cara de tonto... Bueno, bien, es lo que hay... ¡Espera! ¿Y esto qué es? Encima de la foto había un toro. ¡Sí, un toro! - Todo correcto. Menos un detalle -estuve a punto de decirle a la señ

Un eslavo latino

Érase una vez yo y no hablaba la lengua castellana… Así empezó mi aventura ibérica hace tres años y de momento termina con las palabras de mi amigo Fèlix en un comentario al post anterior: “Cada vez te noto más latino”. Eso supongo que es bueno desde el punto de vista de la integración social. En todo caso, como no tengo mucho sentido de mi identidad nacional no me ha producido ningún sobresalto. De hecho hay razones históricas para que no me sorprenda. Vengo de los Balcanes, una parte que históricamente ha creado la frontera entre la iglesia católica y la ortodoxa, entre los romanos y los bizantinos. Encima soy hijo de una croata (católica) y un serbio (ortodoxo), una mezcla poco saludable cada vez que viene un ciclo que acaba con la masacre de esos dos pueblos, algo que ocurre más o menos cada cincuenta años. Yo he decidido aceptar solo lo bueno de cada uno de ellos y tener memoria selectiva. He contestado a Fèlix que “la verdad es que noto que cada vez hago más ruido, he empezado a

Secretos ibéricos

Metí la pata. Dije algo que se suponía que era un secreto. Estaba tomando algo con unos amigos cuando de repeten le solté a uno de ellos: - Oye, he oído que estás atravesando una etapa asocial y que al mismo tiempo estás llamando a todo el mundo para decirles que estás asocial. Un poco contradictorio, ¿no te parece?* Y antes de que me contestara, vi que la cara de la amiga que me había revelado el extraño comportamiento de nuestro amigo cambiaba del rojo al blanco en un instante y que la mirada de mi amigo estaba clavada en su rostro paralizando todo su aparato gesticular. Imagino que le cayó una bronca olímpica. Luego entendí que hay cosas que se supone que son secretas sin que previamente te avisen de que lo son. Es algo cultural, pero como llevaba poco tiempo aquí cuando ocurrió esta anécdota no estaba atento a los códigos dialécticos que lo catalogaban como un secreto. Mantener un secreto es algo difícil para todas las personas extrovertidas. Por tanto, para gran parte de la poblac

Permiso de Resistencia

Mi experiencia con los gobiernos es que en general se dedican a asegurar que haya cosas que se permitan y cosas que no. En el fondo siempre se trata de lo mismo: qué es lo que uno puede y no puede hacer. Las diferencias son cuantitativas y se miden por la cantidad de cosas que un gobierno prohíba hacer. Ahí es donde se ponga a prueba el sistema y su valores. Pero hasta que el sistema reconoce tu existencia y te asigna un número (legal) las cosas que no se permiten se extienden hasta el punto de dejarte ejercer apenas las funciones básicas. O mejor dicho a poder existir. Cuando mi familia y yo nos exiliamos de Croacia fuimos a Serbia, donde nos dieron la identificación de refugiados llamada “persona temporalmente exiliada”. El valor de ese “temporalmente” fue interpretado bastante libremente por el gobierno de Serbia. Tanto, que tardamos casi diez años hasta convertirnos en ciudadanos con todo derecho. Aquí necesité un año hasta que el Gobierno español me otorgó el permiso de estancia y

El puente de Bollywood

Recuerdo ahora el último puente de la Constitución, el más largo del año. Cuatro días sin hacer nada. Todo un lujo. Iba por la calle, con mis papeles finalmente en regla y ningún encargo hostelero a la vista, cuando me di cuenta de que no había hecho la compra y que estaba a punto de quedarme con la nevera vacía durante los próximos cuatro días. Entonces descubrí una de las mayores ventajas de las sociedades avanzadas multiculturales: la inmigración. Mis vecinos son de Pakistán y nunca cierran su tienda. Al principio pensé que era propiedad de dos mellizos y le pregunté a uno de ellos cómo se llamaba. “X”, me dijo. Un par de días después vi a su hermano y le pregunté lo mismo, a lo que me respondió que cómo había olvidado su nombre sólo un par de días más tarde. No había mellizos, sólo había un único trabajador, X, que hacía jornada completa, o mejor dicho, semana completa. Como pasa tanto tiempo allí X se lo ha montado para estar bastante cómodo. Un día apareció con una silla muy conf

Tiempos secretos

Supongo que soy uno de los pocos que aún no ha visto las imágenes de la masacre que cometieron los paramilitares serbios en Srebrenica. He leído que los asesinos que se ven en estas imágenes han sido identificados y que serán procesados por las autoridades serbias. Han pasado diez años desde la masacre y los que la cometieron han estado paseando todo este tiempo libremente por su pueblo. ¿Acaso nadie sabía lo que hicieron? ¿O nadie lo quiso saber? Trabajando para diferentes medios de comunicación internacionales tuve la oportunidad de recorrer las zonas que protagonizaron el último conflicto balcánico -Kosovo, Bosnia y Croacia-. En todas ellas cada vez que entrevistábamos a una persona sobre la masacre que había ocurrido cerca de lugar en que vivía nos topábamos con un muro de silencio. Nadie había visto nada, pero todos habían oído algo. Esta es la historia más antigua de la humanidad. Desde siempre los secretos han unido y dirigido las sociedades humanas y la pirámide del poder siemp

Pobreza sostenible

“Un hombre con una misión extraordinaria: la reducción sostenible de la pobreza mundial.” Así describió Rodrigo Rato en El País 30 de mayo al actual presidente saliente del Banco Mundial. No creo que un hombre tan inteligente como Rodrigo Rato haya elegido mal sus palabras o que haya dejado que este artículo se publique sin que él lo haya revisado previamente. Está claro que el objetivo de las altas instancias es “la reducción sostenible de la pobreza mundial” y no su eliminación. Nos quieren hacer creer que el mundo desarrollado depende de la “misión extraordinaria” a la que se refiere el ex ministro del PP. Para seguir desarrollándose hay que “sostener” la pobreza y el sistema actual en que manda el capital. Y donde los países que se enriquecieron en las épocas colonialistas y multiplicaron su riqueza en la neocolonialista se llaman el Primer Mundo e impulsan la doctrina neoliberal hacia un mercado global. Un mercado global de competencia desleal. Piden una competencia libre en condi

Los cuarteles de Sant Andreu (y II)

Estábamos en el segundo piso y en la puerta había unos cinco o seis georgianos muy grandes. Prefería saltar por la ventana, pero no sabía si esta opción también les iría bien a Magda y Xavi. Esto es lo que te provoca el miedo. No te deja escuchar nada más que a tus pensamientos y tus pensamientos no son siempre tu mejor ayuda. Si hubiera podido concentrarme mejor habría notado que aquellas caras serias nos estaban contando sus historias personales al tiempo que nos pedían consejos prácticos sobre su estado legal. No tenían nada de documentación, trabajaban en la construcción y llevaban ropa de marca. Por alguna razón pensaron que Magda, como periodista, les podría ayudar y creo que por esta razón empezaron a contar la historia de su país. Era una estrategia muy interesante, y hasta el final no nos dejaron ver por dónde iban. Como georgianos son uno de los primeros pueblos cristianos. Su país tiene una historia larga, rica y en todo alineada con el mundo occidental. A medida que el narr

Los cuarteles de Sant Andreu (I)

Un día me fui con mis amigos Xavi y Magda a los carteles de Sant Andreu porque ambos estaban haciendo un reportaje sobre los “huéspedes” de aquellos edificios abandonados propiedad del Ministerio de Defensa. Más de 700 emigrantes de todas partes vivían allí y todos tenían su territorio marcado. Los de África en un lado, los de la Europa del Este en otro, los de Sudamérica en el suyo y otro más al que se trasladaron algunos jóvenes que vivían allí por convicción que por necesidad. Estos últimos eran europeos comunitarios idealistas en búsqueda del espíritu de los sesenta. En este sector conocimos a algunos ocupas, entre ellos un tal Boris, un alemán que estaba de viaje por Europa, pasándolo bien. Había ido a Barcelona a visitar a una amiga que vive con su novio y con su mejor amigo, Bob. Los dos son nigerianos convencidos y conscientes de lo que son. Como Boris, Bob viajó por toda Europa con la pequeña diferencia de que en muchos casos el alojamiento se lo ha suministrado el Gobierno de